Columna publicada en La Tercera (23 de septiembre 2024).

Por Tomás Leighton, director ejecutivo de Rumbo Colectivo, y Juan Ignacio Latorre, senador de la República (FA).

En el marco de la 79ª sesión de la Asamblea General de la ONU, Oxfam ha lanzado un informe en que advierte cómo los ultrarricos y las grandes corporaciones están socavando gravemente la capacidad del multilateralismo para responder a los grandes desafíos de nuestra época, como la crisis climática o los persistentes niveles de desigualdad y pobreza.

Mientras se suelen reducir los fracasos de las instancias multilaterales al recrudecimiento de los conflictos geopolíticos entre potencias, Oxfam señala que el verdadero problema es la presión de los multimillonarios por manipular las reglas internacionales a favor de sus megaempresas.

A partir de datos de la UBS, el informe muestra cómo el 1% más rico concentra más riqueza que el 95% de la población mundial. Un dato especialmente crítico para quienes viven en Chile u otros países del Sur Global, que a pesar de representar el 79% de la población del planeta, solo cuentan con el 31% de la riqueza global.

Pero, ¿cómo hemos llegado a esta situación? Numéricamente, cuando un grupo económico incumple sus obligaciones tributarias, incrementará artificialmente la rentabilidad de su patrimonio a una tasa mucho mayor que quienes cumplen, lo cual repercute en la concentración de la riqueza. Peor aún, cuando los ultrarricos se sirven de la industria de planificación tributaria agresiva para eludir porcentajes significativos de los impuestos que deberían pagar, privan a los gobiernos de recursos vitales para el desarrollo.

En el caso de América Latina, décadas de presión han resultado en una verdadera «carrera a la baja» en que los países se pelean quien ajusta el sistema tributario más regresivo para atraer más inversiones. La paradoja es que en vez de la prosperidad, estas inversiones se han traducido en desigualdad extrema tanto dentro de los países como respecto a la “oligarquía global”– el término utilizado por el mismo informe.

En Chile, la necesidad imperiosa de ponerle contrapesos al poder de los multimillonarios se refuerza doblemente en vísperas de la votación del proyecto de Ley de Cumplimiento Tributario hasta total despacho durante la semana. De aprobarse, el proyecto permitirá aumentar la recaudación fiscal y contribuir a que la riqueza se genere de forma más justa.

Es una coincidencia interesante que justo cuando el Senado se encuentre votando el proyecto de ley antes referido, el Presidente de la República vaya a representar a Chile en el debate general anual de alto nivel en Nueva York. A fin de cuentas, tan urgente como mejorar el sistema tributario en Chile, es la coordinación entre los países del Sur Global para fortalecer el sistema fiscal mundial. Para ello, instancias como la Plataforma Regional de Cooperación Tributaria para América Latina y el Caribe (PTLAC), que integran Chile, Colombia y Brasil, se vuelven fundamentales para fortalecer el diálogo entre los ministerios de Hacienda, Economía y Finanzas hacia un orden tributario internacional más equitativo.