Objetivo: Transformar la gestión municipal en un modelo eficiente, transparente y centrado en el ciudadano, mediante la adopción de tecnologías digitales, planificación basada en evidencia y mecanismos de participación ciudadana, para fortalecer la legitimidad institucional y la calidad de los servicios públicos en las comunas.
Metas
Cada comuna que adopte el modelo logre en un plazo de 3 años un 90% de sus servicios críticos operando con estándares de eficiencia internacionales (por ejemplo, tiempos de respuesta ≤24 horas) y que el 70% de la población perciba mejoras tangibles en educación, agua potable y seguridad.
Métricas
- Un catastro de servicios críticos (educación, agua, vialidad, etc.) que sirva como base el primer año, sobre lo cual la meta esperará cubrir la gran mayoría de ellos.
- Las mejoras de percepción pueden extraerse de instrumentos de satisfacción usuaria diseñados por cada municipio.
Contexto: el caso de Maipú, desafíos y oportunidades en la gestión municipal
Las municipalidades son la primera puerta al Estado y marcan el día a día de millones de personas. Cuando una Municipalidad falla, se resienten servicios básicos: la basura no se recoge, las escuelas no tienen recursos, los centros de salud colapsan. En Chile, las municipalidades gestionan en promedio más de 150 servicios públicos heterogéneos. Maipú, la segunda comuna más poblada del país con 521.627 habitantes (INE, 2017), enfrentaba una crisis de gobernabilidad agravada por un déficit presupuestario histórico (Contraloría General de la República, 2022) e irresponsabilidad fiscal, según auditorías internas (Municipalidad de Maipú, 2021).
La diversidad de Maipú amplificaba el desafío: 14,8% de sus habitantes vive en pobreza multidimensional (CASEN, 2022), residen 10.143 inmigrantes y 60.032 adultos mayores (INE, 2023). Sin sistemas de medición de desempeño ni adopción de tecnologías digitales (OECD, 2019), la desconfianza ciudadana era palpable.
La democracia no es solo elecciones: la democracia implica que el Estado y las instituciones públicas cumplan con lo que prometen. Cuando las municipalidades no funcionan, la gente pierde la fe en las instituciones. Como advierte Latinobarómetro (2024), sólo el 31% de la ciudadanía en América Latina percibe a los gobiernos como confiables, en una tendencia a la baja desde el 34% alcanzado en el promedio entre 1995 y 2024. En este escenario, Maipú representaba un caso paradigmático: una institución que sirve a una gran población, pero sin sistemas de medición de desempeño ni adopción de tecnologías digitales, según diagnósticos previos (SUBDERE, 2021). La oportunidad radica en transformar esta debilidad en un laboratorio de innovación, priorizando modelos probados internacionalmente.
Intervención: el modelo Delivery Unit y su adaptación local
Los Centros de Gobierno (o Delivery Units) son unidades estratégicas diseñadas para priorizar metas medibles, articular instituciones y monitorear resultados. Surgidos en los años 90 como respuesta a la fragmentación estatal, hoy son clave para gobiernos que buscan cerrar la brecha entre promesas y realidades. Fue aplicado por primera vez por Michael Barber durante el gobierno de Tony Blair en el Reino Unido (1997-2007), quien los define como estructuras ágiles basadas en tres principios: focalización en objetivos concretos, seguimiento riguroso mediante datos y corrección oportuna de desviaciones (Barber, 2015).
En Chile, varios municipios están adaptando esta estrategia bajo distintas realidades territoriales y capacidades institucionales. La experiencia de comunas como Maipú, Las Condes, San Fernando y Peñalolén ilustra que, independientemente de su tamaño o contexto socioeconómico, cualquier municipio puede impulsar un salto cualitativo en gestión si se basa en tres pilares: (1) priorización de servicios críticos contextualizados al territorio; (2) desarrollo de indicadores transparentes con apoyo digital para seguimiento continuo; y (3) formación de los equipos municipales en gestión basada en datos y evidencia.
Para cualquier comuna que decida implementar este modelo, el punto de partida es establecer un catastro de servicios críticos y acometer una priorización participativa de sus principales brechas. Luego, se debe establecer un sistema propio de metas e indicadores públicos, apoyado por plataformas de datos abiertos o visualizaciones accesibles para funcionarios y vecinos. Finalmente, la clave es construir cultura interna: equipos comprometidos, liderazgos visibles y alianzas con actores externos —tanto nacionales como internacionales— para modernizar la gestión y robustecer la autonomía técnica, minimizando el riesgo de vuelcos políticos o dependencia de consultores externos.
El caso chileno muestra que este enfoque es replicable y adaptable. Cada comuna puede y debe ajustar el enfoque del centro de gobierno a su realidad local, articulando tanto la gestión de servicios tradicionales (basura, vialidad, agua, educación) como los desafíos socio-ambientales emergentes (seguridad, espacios públicos, crisis hídrica, inclusión digital). De esta manera, se genera un marco institucional flexible pero exigente, que puede escalarse vía redes municipales o ser acompañado por lineamientos nacionales desde la SUBDERE u organismos como el BID.
Desafíos en la sostenibilidad del modelo
Aunque el modelo promete eficiencia, su implementación no está exenta de riesgos. Primero, la resistencia al cambio en burocracias arraigadas: como señala Pollitt (2016), la resistencia cultural es una de las principales barreras para las reformas en el sector público. En Maipú, esto implicó superar los escepticismos iniciales mediante capacitación continua y liderazgo visible del alcalde. Segundo, la dependencia de alianzas externas: programas como los de Bloomberg suelen ser temporales, lo que exige internalizar capacidades técnicas para evitar retrocesos. Tercero, la volatilidad política: cambios de administración podrían desmantelar estructuras si no se institucionalizan mediante normativas locales.
Si bien Maipú implementó herramientas como Paneles Interactivos, persisten brechas importantes, como el acceso desigual a internet que limita la participación ciudadana en plataformas digitales para ciertos sectores sociales. Además, existe el riesgo de enfocarse únicamente en métricas cuantitativas, dejando de lado dimensiones cualitativas fundamentales como la equidad, entendida como la garantía de que todas las personas, independientemente de su situación socioeconómica, edad o acceso a tecnología, puedan participar y beneficiarse de manera justa de las mejoras implementadas. No basta con medir el número de usuarios que acceden a las plataformas, sino que es fundamental asegurar que estas sean inclusivas y respondan a la diversidad de realidades de la comunidad, permitiendo que los avances sean percibidos de manera concreta por toda la población, desde niños y niñas hasta adultos mayores.
Finalmente, como advierte Bevan (2020), podría surgir una “tiranía de los indicadores” si los Centros de Gobierno no complementan sus métricas con evaluaciones de impacto social. En tal caso, el enfoque podría desplazarse de mejorar efectivamente el bienestar de los vecinos hacia simplemente cumplir con metas abstractas y alejadas de las necesidades reales de la ciudadanía.
Resultados: de la Teoría a la Práctica Medible
Los avances son tangibles. En 18 meses, Maipú logró reducir en un 25% el tiempo de reparación de averías en el suministro de agua, un servicio crítico para una comuna que abastece al 100% de sus habitantes (Municipalidad de Maipú, 2023). En educación, la deserción escolar bajó un 8% tras implementar un sistema de alertas tempranas basado en datos de asistencia y rendimiento. Entre otros resultados municipales habilitados por el Centro de Gobierno se cuentan:
- La reducción histórica de fugas, disminuyendo de 20.000 aproximadamente a menos de 6.000 entre los años 2021 y 2024.
- La recuperación de la Plaza de Maipú, para lo cual contó con el apoyo de 100 organizaciones sociales[1].
- Un aumento de la recaudación municipal, con un 43% de crecimiento entre los años 2021 y 2024, pasando de MM$$50.285 a MM$$72.096.
- Un aumento en las inversiones y número de proyectos realizados entre 2021 y 2024. En esa línea, al 2024 se cuentan 321 proyectos de inversión por un monto de MM$130.570, los cuales se fundan en iniciativas públicas y georeferenciadas en el Observatorio de Desarrollo Territorial de la Municipalidad[2].
Por otra parte, experiencias similares en Las Condes y San Fernando —ambas reconocidas con la certificación internacional What Works Cities, en 2022, junto a Maipú (Bloomberg Philanthropies, 2023)— muestran que el uso sistemático de datos y la apertura de plataformas transparentes contribuyen a mejorar la calidad del gasto, aumentar la recaudación municipal y permitir inversiones públicas más focalizadas.
Impacto: hacia un Estado legítimo y resolutivo
Maipú hoy es un símbolo: prueba que mejorar los servicios básicos revitaliza la democracia. Y así como Maipú se reimagina, también se puede reimaginar Chile. La transformación de Maipú trasciende lo administrativo: es un caso de estudio sobre cómo la eficiencia estatal fortalece la democracia. Al cerrar brechas entre promesas y resultados, los municipios pueden contrarrestar narrativas anti-políticas y reconstruir confianzas. Esto es crucial en Chile, donde sólo el 28% de la población confía en sus instituciones (Latinobarómetro, 2023).
A futuro, el modelo podría escalarse mediante redes de municipios innovadores. Este esfuerzo podría ser iniciado por cada Municipalidad que desee adoptar la metodología, o convertirse en un esfuerzo centralizado a través de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE). Sí Maipú mantiene su rumbo, no solo mejorará indicadores socioeconómicos, sino que contribuirá a un paradigma donde lo público sea sinónimo de eficacia, no de indiferencia. Como concluye una reciente publicación del alcalde:
“La eficiencia y transparencia en la gestión pública no sólo permite impactar de mejor manera la vida de la gente o ganar elecciones, también es un mecanismo de validación de las instituciones públicas, del Estado en su conjunto y del sistema democrático”. (El País, 2025).
Bibliografía
Barber, M. (2015). How to Run a Government: So That Citizens Benefit and Taxpayers Don’t Go Crazy. Penguin UK.
Banco Interamericano de Desarrollo (BID). (2020). Panorama de las Administraciones Públicas: América Latina y el Caribe 2020. Disponible en: http://dx.doi.org/10.18235/0002232
Banco Interamericano de Desarrollo (BID). (2024). Gobernar para cumplir con los ciudadanos: El rol del Centro de Gobierno en América Latina y el Caribe.
Bevan, G. (2020). Performance Measurement in the Public Sector: Avoiding the Tyranny of Metrics. Routledge.
Bloomberg Philanthropies. (2025). Results for America Awards 21 New Cities with the Bloomberg Philanthropies What Works Cities Certification for Exceptional Use of Data.
Bloomberg Philanthropies. (2023). What Works Cities.
Centro de Estudios Públicos (CEP). (2023). Encuesta de percepción ciudadana en Maipú.
Contraloría General de la República (CGR). (2022). Informe N° 144 / 2022.
Instituto Nacional de Estadísticas (INE). (2022). Reporte anual de servicios municipales en Chile.
Instituto Nacional de Estadísticas (INE). (2017). Resultados CENSO 2017.
Latinobarómetro (2024). Informe Anual 2024: Confianza en las instituciones.
Municipalidad de Maipú. (2021). Situación financiera de Maipú y pasos a seguir.
El País. (2025) Gestión eficiente del Estado como mecanismo de defensa de la democracia. Disponible en: https://elpais.com/chile/2025-02-26/gestion-eficiente-del-estado-como-mecanismo-de-defensa-de-la-democracia.html
SUBDERE. (2021). Diagnóstico Nacional año 2021. Disponible en: https://diagnostico.subdere.gov.cl/public/surveys/view-answers?survey_id=10&page=1
Pollitt, C. (2016). Advanced Introduction to Public Management and Administration. Edward Elgar Publishing.
[1] Fuente: https://lavozdemaipu.cl/apoyo-operativo-de-recuperacion-plaza-de-maipu/.
[2] Disponible en: https://www.arcgis.com/apps/dashboards/f02fdd8206d54a92aae350c86b017408.